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El Retorno del Pueblo Emberá: Un Proceso de Resiliencia y Diálogo.

El regreso de estas comunidades se llevará a cabo en tres etapas.

Este viernes 6 de septiembre de 2024 marcó un hito significativo para 280 familias Emberá, que tras casi un año de estar asentadas en el Parque Nacional de Bogotá, comenzaron su proceso de retorno a sus territorios de origen. Conformadas por un total de 702 personas, estas familias han vivido en condiciones de desplazamiento forzado a causa del conflicto armado, y ahora, gracias a un esfuerzo articulado entre el Gobierno Nacional, entidades territoriales y locales, se les garantiza un retorno digno y seguro.

Lilia Solano, directora de la Unidad para las Víctimas, destacó la importancia de este proceso como un logro colectivo, que pone en el centro las peticiones y necesidades de la comunidad Emberá. Este retorno no es solo un traslado físico, sino una restitución de derechos y dignidad para estas familias que han sufrido el desplazamiento forzado.

“Este proceso demuestra que en este Gobierno hay compromiso, voluntad política y garantías. Este es un Gobierno que honra su palabra con los pueblos ancestrales, para quienes esta es sagrada”, afirmó Solano durante el acto de inicio del retorno.

Un Plan en Tres Fases

El retorno de la población Emberá está estructurado en tres fases. La primera comenzó con una ceremonia espiritual y una olla comunitaria que simboliza la conexión entre las entidades gubernamentales y las comunidades indígenas, reforzando el compromiso mutuo en este proceso. En esta jornada se compartieron alimentos, mientras se realizaban rituales tradicionales para bendecir el camino de regreso.

La segunda fase, programada para el sábado 7 de septiembre, consistirá en el alistamiento de los enseres de las familias, asegurando que puedan llevar consigo sus pertenencias en condiciones óptimas. Finalmente, la tercera fase se llevará a cabo el domingo 8 de septiembre, cuando las familias sean trasladadas hacia el Resguardo del Alto Andágueda, ubicado en los departamentos de Chocó y Risaralda.

Los Destinos de las Familias Emberá

El proceso de retorno contempla una división estratégica en grupos para facilitar la llegada de las familias a diferentes territorios. La Unidad para las Víctimas ha coordinado cuidadosamente esta etapa para garantizar que cada grupo reciba el apoyo necesario.

  • Primer grupo: 58 familias retornarán a diversas localidades de Pueblo Rico, Risaralda. En Chiifa se establecerán 12 familias, mientras que en Dokabú llegarán 19 hogares. Otras familias se dirigirán a Paparidó, Santa Marta y otras localidades cercanas.
  • Segundo grupo: 146 familias se dirigirán a Cascajero, donde se establecerán 83 familias, mientras que las restantes se distribuirán entre Irakal, Pescadito, Río Colorado, Pasaguedá, Conondo, y Alto Moindó, entre otros destinos.
  • Tercer grupo: 58 familias llegarán a territorios como Oscordó, Las Torres y Arenales, completando así el proceso de retorno de esta parte de la población Emberá.

Reubicación e Integración Local: Alternativas para las Familias

Además del retorno, el Gobierno también ha contemplado alternativas para aquellas familias que, por razones de seguridad o preferencia, han decidido no regresar a sus territorios de origen. En este sentido, 39 hogares serán reubicados temporalmente en otras zonas del país. Adicionalmente, 11 personas serán integradas a la capital como parte de una estrategia conjunta con la administración de Bogotá para garantizarles condiciones de vida dignas y una inclusión social efectiva.

Este proceso demuestra la voluntad del Gobierno del Cambio de atender las necesidades de las víctimas del conflicto armado y trabajar de la mano con las comunidades indígenas. La articulación entre la Presidencia de la República, el Canal Telecafé, Promoción Audiovisual Colombia y la Unidad para las Víctimas ha sido crucial para hacer posible este plan integral de retorno y reubicación.

Un Futuro con Dignidad para el Pueblo Emberá

El retorno de estas 280 familias Emberá no solo representa un regreso a sus territorios, sino un paso hacia la reparación integral de una comunidad que ha sufrido las consecuencias del desplazamiento. La garantía de sus derechos, la recuperación de sus tierras y la integración de aquellos que deciden quedarse en Bogotá son acciones que demuestran el compromiso del Gobierno con los pueblos ancestrales.

En palabras de Lilia Solano, este es un momento de celebración para el país, pero también un recordatorio de los grandes retos que aún quedan por superar para garantizar la paz y la justicia social en Colombia.

Este proceso de retorno es más que un simple traslado físico; es una muestra de que, a través del diálogo y la articulación institucional, se pueden construir caminos hacia la dignidad y el respeto por los derechos de los pueblos indígenas.


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