No es una guerra, es un genocidio: En defensa del pueblo palestino y contra las políticas criminales israelíes.

En defensa del pueblo palestino: denuncian el genocidio sistemático y las políticas de ocupación israelíes que vulneran los derechos humanos y perpetúan la violencia en la región.

El conflicto entre Israel y Palestina ha sido una de las tragedias humanitarias más duraderas y dolorosas del mundo moderno. Sin embargo, lo que muchos tratan de definir como una «guerra» es, en realidad, un genocidio sistemático contra el pueblo palestino, una población que ha sido despojada de su tierra, sus derechos y su dignidad. Bajo la excusa de «seguridad», el estado israelí ha implementado políticas criminales que violan los derechos humanos fundamentales de millones de palestinos, mientras el mundo observa, en muchos casos, en silencio.

La brutalidad del régimen sionista

La narrativa de Israel como una nación que simplemente se defiende de ataques terroristas es profundamente engañosa. Las políticas sionistas, que propugnan la expansión territorial y el control absoluto sobre Palestina, han desplazado a millones de palestinos, convirtiéndolos en refugiados en su propia tierra. Los asentamientos ilegales en Cisjordania y la apropiación de tierras palestinas bajo el amparo de la violencia militar son parte de una estrategia colonialista clara: el objetivo es borrar la existencia del pueblo palestino y consolidar el control israelí sobre todo el territorio.

La ocupación militar de Palestina, que comenzó en 1967, ha dado lugar a un régimen de apartheid en el que los palestinos viven bajo constantes restricciones, humillaciones y ataques. No tienen libertad de movimiento, son forzados a vivir en condiciones de pobreza extrema, con acceso limitado a recursos básicos como agua y electricidad, y enfrentan bombardeos indiscriminados que matan a civiles, incluidos niños, con una frecuencia escalofriante. Gaza, una de las áreas más densamente pobladas del mundo, ha sido convertida en una prisión a cielo abierto donde más de dos millones de palestinos sobreviven en condiciones inhumanas.

Genocidio y resistencia

No se puede hablar de este conflicto sin reconocer que lo que se está llevando a cabo en Palestina no es una «guerra» entre dos lados iguales. Israel posee uno de los ejércitos más poderosos y mejor financiados del mundo, mientras que los palestinos cuentan solo con su resistencia y el deseo de sobrevivir. La desproporción en el uso de la fuerza es abrumadora, con Israel bombardeando indiscriminadamente barrios enteros en Gaza, arrasando hogares, escuelas y hospitales, todo bajo la justificación de «neutralizar terroristas». Pero la realidad es que estas acciones constituyen crímenes de guerra y un genocidio en pleno siglo XXI.

La comunidad internacional, y especialmente potencias como Estados Unidos, han sido cómplices de estas atrocidades al continuar financiando y armando al Estado israelí. Los líderes mundiales evitan calificarlo como genocidio, pero las cifras y la realidad en el terreno no dejan lugar a dudas: el pueblo palestino está siendo exterminado lentamente, despojado de su tierra y sus derechos, mientras el régimen sionista sigue expandiéndose.

El silencio cómplice

El silencio de la comunidad internacional frente a este genocidio es vergonzoso. Los organismos internacionales, que deberían velar por la paz y los derechos humanos, como las Naciones Unidas, han sido ineficaces, incapaces de frenar la maquinaria de muerte que ha destruido a miles de familias palestinas. Los intereses geopolíticos y económicos han prevalecido sobre la justicia y la moralidad, permitiendo que el régimen israelí continúe violando flagrantemente las leyes internacionales con total impunidad.

Las potencias occidentales, que se presentan como defensoras de la democracia y los derechos humanos, han apoyado a Israel en sus políticas de colonización y violencia. En lugar de condenar las atrocidades, se alinean con una narrativa que criminaliza a las víctimas, calificando a cualquier forma de resistencia palestina como terrorismo, mientras blanquean los crímenes de Estado israelíes.

La lucha del pueblo palestino

A pesar de la violencia brutal que sufren, los palestinos no han dejado de resistir. Esta resistencia no es solo armada; también es cultural, política y moral. Es la resistencia de un pueblo que se niega a desaparecer, que mantiene su identidad y su esperanza a pesar de estar bajo el yugo de un sistema opresor que busca erradicarlo.

Cada día, los palestinos luchan por su derecho a existir, a vivir en paz y a tener una patria. A través de movilizaciones pacíficas, campañas internacionales de boicot, y una incansable defensa de sus derechos en foros internacionales, el pueblo palestino continúa alzando su voz en un mundo que a menudo prefiere no escuchar.

Llamado a la justicia

El pueblo palestino no está solo. La solidaridad internacional está creciendo, y cada vez más personas alrededor del mundo se levantan contra el régimen de apartheid israelí y sus crímenes. Es imperativo que los ciudadanos del mundo se posicionen claramente del lado de la justicia y exijan el fin de la ocupación israelí. No se trata de una «guerra» con dos bandos iguales. Es una lucha entre opresores y oprimidos, entre colonizadores y colonizados, y el mundo no puede seguir siendo indiferente.

Es hora de que se ponga fin a la complicidad internacional con los crímenes del régimen israelí. Las sanciones económicas, el aislamiento diplomático y la presión constante deben ser herramientas para frenar este genocidio. El pueblo palestino tiene derecho a vivir en paz, con dignidad, y a tener un Estado propio, libre de la ocupación y la violencia que Israel les ha impuesto por décadas.

La humanidad no puede permitirse seguir ignorando esta tragedia. Lo que ocurre en Palestina no es una guerra, es un genocidio, y solo un compromiso firme con la justicia podrá detenerlo.

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